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En la universidad solo sois un número; en la vida, también

La entrada anterior iba sobre Orwell, pero esta va sobre "Nosotros", la obra cumbre más representativa del ruso Zamiatin y que inspiró a todo un género literario (el género fantástico/distópico). Zamiatin escribe esta novela porque demuestra su desacuerdo con los regímenes totalitarios, influenciado por un contexto político del auge del fascismo y la revolución rusa de 1917 y de lo que serían los primeros años de la URSS.


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El escribir en clave futurista significa escribir para un sucesor. Quizá un sucesor de un sistema fallido, o la premonición que está haciendo Zamiatin sobre el peligro de los totalitarismos. Por eso el protagonista escribe como si fuera una carta.

(Quizá por eso Nosotros escribamos en futuro, porque escribimos para este)

Comprenderán que el escribir es mucho más difícil para mí que para cualquiera de los escritores de la historia de la humanidad. Unos solían escribir para sus contemporáneos, otros para las generaciones futuras, pero hasta ahora nadie ha escrito para sus antepasados, es decir, para unos seres que se parecían a ancestrales salvajes de épocas muy remotas...

En dicha novela los ciudadanos pierden su identidad y pasan a ser números. Es el caso del protagonista que se llama D-503, un matemático que diseña la nave “La Integral”. La supuesta feliz sociedad está bajo la tutela de una Estado Único regido por el Bienhechor. Se plantea un régimen totalitario con una sociedad alienada, donde los hijos que nacen pasar a ser propietarios del Estado y la sexualidad y el deseo no tienen lugar. Las relaciones sexuales están reguladas por el Departamento de Cuestiones Sexuales, teniéndose que solicitar cita previa. A los que se salen de la norma - la creatividad es pensada como una forma de epilepsia - se les liquida (de forma literal, se les convierte en líquido) o se les extirpa del cerebro mediante una intervención quirúrgica.


El discurso comienza, entonces, cuando se pierde la noción de individualidad en aras de un “nosotros”. El peligro de la primera persona del plural frente a la del singular. El principal mensaje del libro son los peligros de renunciar a la libertad individual.


Tanto la novela de Orwell como en la novela de Zamiatin, recurren al deseo sexual o al amor como formas de rebelión contra el sistema. El deshacerse del yugo del control de estar alienado – como diría Marx – supone un acto de rebelión, al igual que el amor, la voluntad de querer son formas de libertad.


Y vuestra misión es la de someter al bendito yugo de la razón todos aquellos seres desconocidos que pueblen los demás planetas y que tal vez se encuentren en el incivil estado de la libertad. Y si los seres no comprendieran por las buenas que les aportamos una dicha matemáticamente perfecta, deberemos y debemos obligarles a esa vida feliz. Pero antes de empuñar las armas intentaremos lograrlo con el verbo.

Lograr algo con el verbo es tener capacidad de persuasión, de manipular a la población. Si la matemática rige a todo el mundo, rige a un nosotros inalterable que establece un determinismo peligroso y falaz. No existen suficientes claveles para la revolución, diría Zamiatin. Porque el final de la novela no da lugar a la esperanza. Ya no existen panfletos suficientes entre el estudiantado, la Rosa dejó de ser Blanca.


  • Paralelismos entre los personajes de la novela de Zamiatin y la de Orwell:

1984 de Orwell

Nosotros de Zamiatin

​Winston Smith

D-503

Julia

I-330

Gran Hermano

​Gran Bienhechor

En la próxima entrada contaré cómo la novela de Huxley “Un mundo feliz” también es deudora de la novela del ruso.

 
 
 

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