EN CONSTANTE VIGILANCIA
- Miriam Gómez Sanz

- 14 nov 2003
- 3 Min. de lectura
14 de noviembre de 2003
Querido cibernauta:
Debo advertirte de algo. Dentro de unos años, la mayor parte de la población vivirá presa en una cárcel en la que estará vigilada día y noche, pero sin poder ver quién es el que controla todos sus movimientos.
A finales del siglo XVIII, Jeremy Bentham planteó el Panóptico como una prisión en Inglaterra, que pretendía solucionar problemas estructurales, salubres, de confinamiento, económicos, de comunicación, pero, sobre todo, de cómo vigilar y cómo lograr que la población que se llevara a ese lugar se pudiese controlar, dominar y disciplinar con el menor esfuerzo. Se trataba de una construcción multiuso desde la cual, por su arquitectura, se podía observar todo lo que había en ella desde un solo punto. Es decir, el vigilante podía verlos a todos sin ser visto. Su nombre proviene de pan (totalidad) y óptico (el ojo que todo lo ve). El interés de Bentham es que se controlase a la mayor cantidad de personas, con la menor cantidad de recursos, lo que se lograba con la sensación de ser observados y la auto vigilancia.
Michel Foucault explica que esta forma de control ha trascendido en el tiempo, evolucionando a formas más sutiles. Afirma que en nuestra sociedad reina el panoptismo, entendido a través de instituciones como las escuelas, los hospitales, las prisiones, los reformatorios, los hospicios o las fábricas. De modo que el vigilante que todo lo ve no es solo el carcelero, sino también el profesor, el jefe de oficina, el médico, el psiquiatra, … Este vigilante no solo vigila, sino que además establece un saber sobre aquellos a quienes vigila. Con el panóptico se logra controlar a la sociedad, sin necesitar otros medios disciplinarios para lograr el orden social. El panóptico se convierte en una herramienta de dominación continua. Ya no son necesarios el juicio y la búsqueda de verdad, bastará con la vigilancia, la observación desde la oscuridad. Esta presencia constante o el miedo a que haya alguien observando hace que las personas se autocontrolen, por miedo a ser sorprendidos o disciplinados.

En las futuras décadas, este panoptismo se desarrollará a un nivel que ahora parece imposible de creer. Internet, sistemas satelitales, circuitos cerrados de televisión o bases de datos serán algunos de los nuevos elementos que formarán el Panóptico en el que viviremos encerrados. Con la técnica, la vigilancia se refinará. El conglomerado de redes sociales formará un panóptico desde el cual nos vigilarán, controlarán nuestros datos, gustos e imagen, pero nosotros no veremos quién se esconde detrás de ellas. El vigilante tendrá una base de datos sobre quiénes somos, establecerá un saber sobre nosotros que utilizará con fines económicos y políticos. De nuevo, tenemos la mirada, la sensación de ser observados. En las redes sociales, el control provendrá además de cualquier individuo que pueda observar nuestro comportamiento, es decir, de cualquier usuario. Por tanto, las miradas de los vigilantes se multiplicarán con cámaras, televisión, GPS e Internet. No solo el vigilante observará, sino que también lo hará cualquiera con acceso a Internet.
Así vemos que las que nos parecen nuevas formas de dominación y control, no son en realidad tan nuevas, sino que se basan en conceptos muy antiguos. Con panóptico ya no nos referimos a una cárcel al uso, sino al control, la dominación y el disciplinamiento por medio de una vigilancia basada en el ver sin ser visto. Por ello, el Panóptico es capaz de encajar en cada época, utilizando los recursos a su alcance. Lo que ocurre es que cuanto mejores y más refinados sean estos recursos, mayor será el control que sea capaz de ejercer, y mayor deberá ser nuestra oposición contra él.






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