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EL PODER AMABLE SIEMPRE ACECHA


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29 de septiembre de 2003


Querido cibernauta:


Nos quieren controlar, saben el poder que puede brotar de las personas libres que se salen del rebaño, ellos pueden generar revoluciones, alterar el “orden social” o lograr autonomía, nos quieren bajo su yugo. Es relativamente sencillo revolverse cuando te das cuenta de que están intentando sujetarte, cuando utilizan el poder coactivo. Por eso, esa forma de poder es débil, necesita vigilancia constante y reafirmación, porque si no, la probabilidad de rebelión es alta. Pero hay otro tipo de poder, uno más temible: el poder amable. Este emplea máscaras y logra atar hilos a nuestras manos sin que apenas las sintamos, este es el verdaderamente peligroso, es frente al que debemos estar preparados.


Poder amable (n.m.) Autoridad para mandar, dominar o influir sobre otros inadvertidamente

a través de un supuesto ofrecimiento de ayuda.


El poder amable no siempre viene presentado de las mismas formas, de hecho, no siempre se desarrolla de la misma manera o con los mismos objetivos, pero sí es posible reconocerlo por su naturaleza: se presenta como una ayuda. El poder de la amabilidad es innegable, la probabilidad de lograr objetivos relacionados con otras personas, sea como medio o como fin, aumenta exponencialmente si somos capaces de emplear la “amabilidad” correctamente. La amabilidad en sí misma, quitando al poder de la ecuación, es la capacidad de dar sin esperar recibir, esto permite una relación con el otro a la que el poder no puede ni acercarse. Aunque parezca contradictorio, tras la definición que acabamos de ver, la amabilidad pura puede abrir puertas intencionadamente, algo que, con otros métodos, como el poder coactivo, puede ser realmente difícil o incluso imposible.


Es por eso por lo que cuando hablamos de poder amable, hacemos referencia a aquel que, a través de una amabilidad fingida, a través de un inocente y altruista ofrecimiento de ayuda, busca obtener algo a cambio. Esa intención de beneficio pasa inadvertida y, en ocasiones, puede llegar a parecer un efecto secundario. Es precisamente por esto que es tan difícil de reconocer y para hacerlo debemos mantenernos alerta frente a las bondades más puras, frente a las más generosas ayudas. ¿Realmente existe en el género humano el desinterés total de recompensa? ¿Existe el altruismo y la filantropía? ¿O siempre hay intereses y beneficios ocultos?


En nuestro día a día nos enfrentamos a multitud de poderes amables: el propio Estado, personas con piel de cordero o inocentes herramientas que buscan “facilitarnos la vida” sin nada a cambio. Llegados a este punto, queridos cibernautas, creo que podéis imaginar hacia dónde me dirijo. Las nuevas tecnologías, Internet, se nos presentan como amables herramientas que nos simplifican las tareas del día a día, nos entretienen y nos ayudan a desarrollarnos. Pero tras esa máscara de bondad y generoso desarrollo hay cantidades ingentes de dinero y esfuerzo invertido, ¿creéis realmente que lo hacen a cambio de nada? ¿Creéis realmente que las grandes tecnológicas solo buscan el desarrollo de la civilización?


Debemos tener cuidado, ver las nuevas tecnologías como una inofensiva herramienta es un error. La amabilidad que nos presentan es solo la punta de un iceberg que contiene deseo de poder, esa ayuda es la que abre la puerta a los mensajes subliminales que terminarán condicionando drásticamente nuestra vida. Cuidado, amigos, vigilad a quién le abrís la puerta.


 
 
 

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