UN BREVE REPASO DE HISTORIA (I)
- Miriam Gómez Sanz

- 1 oct 2003
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 13 nov 2023
2 de octubre de 2003
Querido cibernauta:
Al leer estas palabras, usted está aceptando conocer la verdad del mundo que nos espera, pero conocer la verdad conlleva una gran responsabilidad y no sería cauto por mi parte darte las claves del control en el futuro, sin mostrarte antes las que ya hemos vivido. Conociendo la historia del control, estoy seguro de que comprenderás mejor cómo Internet puede ser la gran herramienta para elevar dicha vigilancia a su máximo esplendor.
Desde que ha existido la sociedad, han existido mecanismos que controlan su “correcto” funcionamiento y que evitan conductas divergentes. Las relaciones sociales no siempre son armoniosas y, por eso, desde los orígenes, se han creado penas para evitar actos considerados delictivos. De este modo, el control nace de la carencia de confianza en el ser humano y se incorpora en todo un sistema de creencias y valores.
Por ello, en cada cultura el control tiene expresiones distintas. En Occidente, el concepto de control surge adherido a la intervención del Estado y siempre ha estado muy ligado a la administración. Tiene sus antecedentes en la Antigüedad Clásica, con figuras como la del nomenclátor y el censor (control de la población y de la hacienda), los comicios curiados (control fiscal), el colegio de pontífices (control de culto) o el visador (control de documentos). Así, se institucionalizó la confianza mediante un aparato jurídico estatal, en el que se concibe el control como una actividad básica de vigilancia y castigo centrada en proteger los bienes públicos.
Sin embargo, en la Edad Media, los mecanismos de control se amplían al campo privado, principalmente a través de comunidades religiosas. La Iglesia fue pionera en la utilización de la contabilidad como instrumento de control. Por ejemplo, es en la abadía de San Miguel donde se desarrolla todo el sistema monetario, siendo la primera institución que funciona como prestamista. Además, solo en los conventos se encontraban registros de los ingresos de cultivos y diezmos de la población.
En la Edad Moderna, el control religioso perdió fuerza y la ganó el control estatal, con estructuras como los tribunales y cortes de cuentas, que controlaban mediante la impartición de justicia. Con la creación del Estado capitalista, los mecanismos de control se desplazaron a la ciudad, con métodos de tributación que gravasen la renta, la riqueza y el consumo, y protegiesen la fortuna y las mercancías. Por ejemplo, durante el siglo XVIII en Inglaterra, las compañías y sociedades comerciales se organizaban como policías privadas para defender su patrimonio contra los bandidos. Con el tiempo, se convierten en un refuerzo del poder penal y en un instrumento de poder de las clases ricas sobre las pobres.
Continuará...




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