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¿DÓNDE QUEDA LA ÉTICA?


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5 de octubre de 2003

Querido cibernauta:

Aquí estoy de nuevo. Espero que haya leído mi advertencia anterior sobre Facebook y el escándalo Cambridge Analytica, para que ahora pueda comprender aquello que tengo que contarle. Tras la fraudulenta venta de datos, los secretos y las corrupciones de Mark Zuckerberg y los altos mandos de la consultora, numerosos juicios tendrán lugar en años posteriores. Alexander Nix, el principal responsable de la consultora, quedará inhabilitado durante siete años, es decir, no podrá actuar como director o participar sin permiso del tribunal en la gestión de ninguna empresa en Reino Unido. Podría parecerte una pena demasiado baja por haber incurrido en servicios poco éticos hacia sus clientes. Sin embargo, mucho más baja es la pena que recibirá Zuckerberg, quien saldrá ileso de todo este embrollo.

Con tan solo pedir disculpas ante las cámaras, Zuckerberg pensará esta acción que es suficiente para contentar a sus usuarios. Pero, efectivamente, no lo es. Zuckerberg, el verdadero responsable de todo lo que ocurrirá, no responderá ante la justicia por el delito cometido: usar los datos de sus usuarios de Facebook para maniobras de desinformación electoral. Zuckerberg ejercerá un uso más que irresponsable de su plataforma y perjudicará a los millones de usuarios que confíen en él. Pobres gentes inocentes que pensarán que Facebook es un buen entretenimiento. ¿Dónde quedarán los estándares éticos si el dueño de una de las compañías más poderosas del mundo sale impune de todo este escándalo?

Querido cibernauta, vengo a reflexionar contigo sobre todo esto. Si miramos más allá de Facebook, en los próximos años, los estándares éticos quedarán enterrados bajo mínimos razonables, amenazando hasta la parte más privada de sus vidas como usuarios de la red. Todo, absolutamente todo, desde la manipulación electoral hasta las campañas de desinformación, serán herramientas legítimas que justifiquen el mayor beneficio empresarial o una ganancia incuantificable, para tan solo unos pocos. ¿Cómo llegaremos hasta aquí? Conceptos como la ética, la estimación del riesgo o las consecuencias de nuestros actos dejarán de tener sentido siempre que el dinero se sitúe por delante de la propia especie humana.

Mientras una disculpa pública sea la única pena que pague un ladrón, la brújula moral que guíe nuestra sociedad se convertirá una mera marioneta en manos de los poderosos. Condenar estos actos será una necesidad o, en el caso contrario, el Escándalo Cambridge Analytica será uno de tantos de los que vivirás, mi muy querido cibernauta.


P.D. Si quiere saber más, le recomiendo que vea en 2019 la serie “El Gran Hackeo” y en 2020, lea el artículo completo “The Risk Makers” en OneZero.


 
 
 

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